La tríada estrés, sueño y naturaleza.
El papel de la tríada en la autorregulación y el curso de la enfermedad, como medicina preventiva antes y durante la enfermedad, podría resumirse en: EVITAR EL ESTRÉS (intenso y/o continuado), DORMIR LO SUFICIENTE (en cantidad y calidad) Y ESTAR EN CONTACTO CON LA NATURALEZA.
Tríada de autorregulación en salud. María Hernández Bascuñana.
En naturaleza incluyo la vegetación no solo ornamental o parcelada en un terreno acotado sino aquella propia de un terreno irregular, la abundancia de luz natural y la exposición al sol, la alimentación original mínimamente procesada y salubre, el juego y la actividad física variada en el medio ambiente, la relación con los animales, la contemplación, los ciclos naturales de noche y día, el agua en movimiento, y otros aspectos que podrían vincularse y tenerse en cuenta al organizarse y desarrollarse los espacios urbanos.
Por enfermedad me refiero al conjunto de síntomas y desórdenes hoy conocidos como enfermedades crónicas no transmisibles por contagio (ECNT) que son generadas por nuestro estilo de vida (combinando factores ambientales, conductuales, fisiológicos y genéticos), aunque la tríada también influya en el curso de otro tipo de enfermedades.
Hay variada literatura sobre los hallazgos que evidencian la importancia de los elementos que clasifico interrelacionados en esta tríada que te presento, para la autorregulación de la salud en el curso de la enfermedad. Permíteme que en esta yo comparta mis reflexiones desde el sentido común y sin compañía de ningún dogma.
Comenzaré con el ESTRÉS
Nos dicen que tenemos que aprender a gestionar el estrés para no sufrir de este, en definitiva que es nuestra responsabilidad padecer o no de estrés. En mi opinión no es cierto, pero no nos queda otra que hacernos responsables de qué y cómo hacemos las cosas para controlar nuestro nivel de estrés diario, que por inercia apunta a ser alto.
Nos dicen que el estrés en sí no es malo, que lo es en su forma de distrés: el nocivo, el angustioso, el que envejece, el que nos enferma. Que hay una forma de estrés positivo denominada eustrés: el que nos mantiene en un estado de alegría y satisfacción, activos y despiertos para responder eficientemente a las situaciones que lo requieren, para tomar decisiones e iniciativas ágilmente, en definitiva para ser productivos. Producir – producir – producir, o hacer sin conciencia y sin tiempo para más.
En mi opinión el estrés debiera ser considerado siempre potencialmente nocivo según la combinación de intensidad y regularidad, y diferenciarlo solo por su naturaleza u origen: físico, mental, emocional, térmico, químico, etc. Los episodios de niveles altos de estrés tienen un alto impacto nocivo, pero también la cronicidad de los niveles moderados-bajos.
Algunos motivos que llevan al estrés, el siempre (potencialmente) nocivo, en relación a producir:
-
〉 Produces pero no es suficiente, y todo apunta a que no lo será nunca.
〉 Produces pero no destacas, te sientes inferior.
〉 Destacas pero no produces, te sientes una farsa o un dios que debe mantener su estatus a toda costa.
〉 No produces ni destacas, te sientes un fracasado.
Pero volvamos al significado del eustrés, el considerado estrés positivo. ¿No es ese el estado natural de bienestar del ser humano activo y saludable, cuando no está sedado, ni deprimido, ni dormido, ni agotado, ni fatigado crónicamente, ni afligido, ni acomodado perezosamente, ni enfermo?
La ausencia de estrés en una persona sana es un estado de calma natural y dicha que no puede ser negativa para el ser humano. No por estar en estado de serenidad, calma, satisfacción y dicha interior se deja de producir, ocurre que se pasa a hacer de forma “consciente” y por lo tanto no solo te haces responsable de qué y cómo haces las cosas, también de qué dejas de hacer. Por esto mismo se seguirá diciendo que hay que mantener un cierto grado de estrés, y que es positivo a pesar de que puedas llegar a él con drogas o adicciones, de manera que la conciencia se aplaca en pro de hacer hacia afuera, produciendo de forma autómata.
¿No será que nuestro modo de vida a nivel comunitario (estilo de vida desde una punto de vista sociológico) nos lo pone muy difícil? Quizá nos roba colectivamente la capacidad de regularnos para ser activos desde la serenidad, al tiempo que nos envía el mensaje de que somos responsables de su salvaguarda con nuestro modo de vida particular (estilo de vida desde una punto de vista individualizado).
Disparidad entre lo que debiera ser (por salud) y lo que es
Pongo algunos ejemplos propios de las sociedades modernas, habituales para la mayoría de la población:
-
✘ Vive lejos de la naturaleza (de su diversidad) pero debiera buscar pasar tiempo cerca del mar, de un parque, de un jardín, de vegetación.
✘ No debiera fumar, ingerir alcohol, drogas u otras sustancias tóxicas, pero está rodeado de tóxicos ambientales por aire, tierra y agua.
✘ Debiera pasar tiempo al aire libre y con luz diurna pero se construyen edificios de oficinas y viviendas sin terrazas, en ciudades donde el trazado lo marca la red de movilidad de vehículos a motor siendo un entorno poco amable para los caminantes y ciclistas.
✘ Debiera respetar los ciclos de luz entre el día y la noche, pero lleva un reloj para orientarse en un tiempo que imita la luz diurna incesantemente.
✘ Debiera buscar alimentos de calidad, propios de la naturaleza con control higiénico-sanitario, pero dispone de alimentos manufacturados y ultraprocesados de amplia variedad y a bajo coste, fáciles de preparar ante la falta de tiempo que le ocasiona el tener que producir – producir – producir.
✘ Debiera buscar tiempo para ejercitarse en flexibilidad + fuerza + resistencia, pero si no lo roba al tiempo de sueño no lo encuentra.
✘ Debiera dormir 8 horas pero no le da el día para terminar las tareas y obligaciones diarias, para las que ha de mantener encendidas luces artificiales que le desvelan, y ha de mirar a través de pantallas que emiten luz para comunicarse e informarse.
✘ Debe usar equipos de trabajo y tecnología que le agiliza el proceso a tanta velocidad que no hay excusa para no disponer de 1 minuto sin usarlos.
✘ Debe resolver situaciones y demandas “para ayer” porque para hoy ya es tarde.
✘ Debiera de reducir sal, azúcares y grasas de productos alimenticios industrializados pero su conjunto (sabor, textura, palatabilidad) es lo único que le reconforta frente a tanta insatisfacción y tensión acumulada en el día a día.
✘ Debiera de descansar la vista llevándola al horizonte, pero donde podría ver un puesta de sol ve edificios próximos o el atasco de vehículos que le atrapa en la carretera.
¿Te resultan familiares los ejemplos? A lo mejor te produce agobio, tensión y ESTRÉS solo de pensarlo, y por otro lado quisieras no ser una persona malsana para tener/mantener calidad de vida. A lo mejor te sientes culpable, o en absoluto porque culpas a otros. Si el profesional de la salud que te atiende te juzga ¡cambia!, o tira sus palabras a la basura como elementos inservibles sin significado. Ahora bien, ¿con tus circunstancias qué puedes hacer para influir sobre ellas, haciéndote responsable de tus hábitos nocivos o saludables?
No (te) culpes, ocúpate. Ocúpate hasta donde puedas hoy para un mañana mejor, para una mejora en tu experiencia del presente, porque si no te ocupas dejas en manos de los acontecimientos externos tu calidad de vida, y vivimos con una tendencia global no favorable para ti.
Favorecer estilos de vida saludables frente a los malsanos
Y AQUÍ RADICA MI LABOR PROFESIONAL, favoreciendo estilos de vida saludables frente a los malsanos, en personas particulares y dentro de organizaciones para crear culturas saludables que faciliten la labor a las personas. Es de admirar a las personas que lo logran, condicionadas por un entorno malsano basado en formas de vida organizadas en torno al desarrollo industrial y tecnológico, que desplazó la epidemia de enfermedades infecciosas por la de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Un problema global que supone un reto al que hacer frente según la OMS.
Le daremos continuidad en la próxima entrada, para la que te adelanto esta infografía:
NOTA: Detrás de cada artículo hay una labor y tiempo dedicado hasta llegar aquí. Se agradece su difusión y que compartas el conocimiento si te fue útil o te gustó.
María Hernádez Bascuñana (col. CV320)
Inmunonutrición | Nutrición, Salud y Estilo de vida | www.bascuñana.net
Nutricionista clínica especializada en Inmunología nutricional y de estilo de vida. Inmunonutrición y terapéutica clínica con vitamina D.
Consulta clínica, docencia universitaria y divulgación. Prevención y abordaje de enfermedades y desórdenes propios del desarrollo en ambientes malsanos, de alteraciones en la inmunidad y procesos inflamatorios.
Graduada Univ. en Nutrición Humana y Dietética. Experto Univ. en Inmunonoutrición y Análisis clínicos. MSc Educación para la Salud. MEd Psicología aplicada a la Educación y la Salud. Coach Sanitaria certificada por AICOSAN.
Libros: «VitaminaDos. Disfruta de una vida más saludable gracias a la vitamina D», «María y Coco en Vitaminápolis. Descubre los superpoderes de las vitaminas».