Influencia de los niveles de vitamina D sobre la mortalidad (análisis mendeliano)

El pasado 29 de diciembre nos dejó una publicación sobre la relación causal entre la deficiencia de vitamina D y la mortalidad global y específica por causas cardiovasculares, respiratorias y oncológicas.

Sirva de apoyo a las publicaciones anteriores al respecto, y de recordatorio para el 2024: mantener buenos niveles séricos de vitamina D.



Se trata de un análisis de aleatorización mendeliana para el que fueron incluidos 307.601 participantes (reclutados en Inglaterra, Escocia y Gales), con edad comprendida entre 37 y 73 años al momento del reclutamiento. Hubo 18.700 muertes durante los 14 años de seguimiento.

Fue observada una asociación entre los niveles genéticamente explicados de vitamina D y la mortalidad por todas las causas.


Se incluyeron 4 supuestos:

1) Relevancia. Debe haber un gen o un conjunto de genes que se asocien con los niveles de vitamina D. Los autores contaban con información genética incluyendo 35 variantes identificadas que influyen en los niveles de vitamina D. En base a estas calcularon cuál es la parte de los niveles de vitamina D que se explica por la presencia de estos genes y no por otros factores ambientales. Además, para cada persona calcularon los niveles residuales de vitamina D (diferencia entre niveles medidos y niveles atribuibles a las variantes genéticas) y los clasificaron en estratos. Quienes se encuentran en el mismo estrato de niveles residuales de vitamina D tendrían los mismos niveles séricos de vitamina D si tuvieran las mismas variantes genéticas. Los niveles genéticamente predichos por estas 35 variables representaban solamente una pequeña parte de los niveles séricos totales, ya que había una correlación casi perfecta entre los niveles medidos y los residuales.

2) Exclusión. Los genes no deben influir en la mortalidad por todas las causas, a través de otro camino que no sea los niveles de vitamina D. Aunque este supuesto no es comprobable empíricamente, los autores llevan a cabo una serie de análisis para mostrar su plausibilidad. Por ejemplo, evaluaron la existencia de asociación entre los genes y otros factores de riesgo para mortalidad como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el nivel de actividad física, etc.



3) Independencia. No hay ninguna causa común de los genes y de la mortalidad por todas las causas. Aunque no comprobable empíricamente, este supuesto es plausible dado que los genes son asignados al azar durante la gametogénesis, mientras que la mortalidad depende de muchos factores tanto genéticos como ambientales. Una posible causa común es el linaje genético, que podría aumentar la probabilidad de que un individuo tenga los genes y a su vez aumentar la mortalidad por otros mecanismos. Este posible factor de confusión fue controlado mediante la restricción del análisis a participantes con ascendencia europea.

4) Monotonicidad. El efecto de los genes sobre los niveles de vitamina D siempre tiene la misma dirección, es decir: aumentan los niveles o bien los mantienen constantes, pero no los disminuyen.

Si se asumen estos 4 supuestos como válidos, entonces todo cambio que observemos en la mortalidad por todas las causas en relación a cambios en el puntaje genético podrá ser atribuible a los niveles de vitamina D, sin necesidad de ajustar por otras variables, permitiendo inferir una relación de causa-efecto.


DOI: 10.51987/EVIDENCIA.V27I1.7066