En salud ¿clientes o pacientes?

«No son clientes son pacientes»

Existe rechazo por parte de algunos profesionales de la salud en denominar ‘clientes‘ y no siempre ‘pacientes‘ a los usuarios de sus servicios. Algunos hemos dejado atrás ese rechazo, o ha variado nuestro criterio hacia un enfoque más humanista en el que se considera la atención y asistencia a personas que no necesariamente están enfermas o sufren dolencias o desequilibrios o patologías, que no son incompletas sino completas con un gran potencial para un continuo desarrollo de su bienestar y de sus condiciones de salud, que no son objeto de medidas correctivas sino de búsqueda de su equilibrio personal.

 

 

Es por ello que a algunos profesionales no nos importe denominar ‘cliente‘ a la persona que asistimos bajo nuestra perspectiva humanista, aquella que nos lleva a situarnos predominantemente en una relación horizontal (⇄) de persona a persona.

La relación vertical (⇅) ‘profesional-paciente‘ se caracterizada por:

  • ROL SUPERIOR: el profesional asume la superioridad de quien tiene el conocimiento y la verdad. Podría decir «Yo tengo o sé lo que tú no tienes o no sabes», e incluso «yo valgo por lo que tengo o sé». Se puede adoptar bajo el paternalismo, el autoritarismo, y el «buenrollismo» o simulación amistosa que se evade de los conflictos.
  • ROL INFERIOR: al paciente se le relega a un rol inferior, como objeto de tratamiento correctivo o como individuo incompleto y falto del saber.

 

 

También podemos denominar ‘cliente‘ a la persona usuaria de nuestros servicios privados de salud porque paga por dichos servicios y en la medida de sus posibilidades económicas busca libremente al profesional que considera más adecuado y de calidad. No por ello el profesional tiene menos vocación, trato humano, ética o espíritu de ayuda.

 

El estigma tras los atributos de un término

Hace unos meses presenté ante un tribunal universitario evaluador el Modelo Healthy Bicycle, como propuesta de intervención en Salud: Educación para la Salud desde la metodología del Coaching de Salud, justificando todas las partes interconectadas en su dimensión pedagógica, educativa en contextos de salud, y desde el coaching en el marco propio de la salud. Me encontré en la tesitura de cómo denominar formalmente al usuario del servicio de salud con dicho modelo, teniendo en cuenta que en Salud es común ‘paciente‘, en Educación ‘educando‘, en Coaching no-directivo ‘coachee‘ o ‘cliente‘ (al igual que en la psicoterapia humanista), e incluso ‘pupilo‘ si se entremezcla con la mentoría o se pasa al coaching directivo.

 

Extraigo el texto en el que hablo del posible estigma tras cada término:

«(…)

  • Coachee: hace referencia a la persona usuaria del servicio de coaching, en relación al profesional coach. Al ser un anglicismo, y existiendo términos en español que pueden aproximarse al concepto perseguido, se descarta.

  • Cliente: muy utilizado en coaching, consultoría, y mentoría. Al tener un carácter mercantilista, que puede percibirse en confrontación con el servicio de ayuda – vocacional prestado por un profesional de la salud desde los principios éticos y libre de conflictos de interés, se descarta.

  • Paciente: hace referencia al sujeto que recibe los servicios de un médico u otro profesional de la salud y se somete a un examen, a un tratamiento o a una intervención. Por su connotación de sufrimiento, malestar o estado incompleto que requiere de la corrección por parte de los profesionales de la salud que le atienden (carácter directivo) se descarta.

  • Educando: hace referencia al sujeto que, junto a la labor y guía del educador, adquiere aprendizajes para el desarrollo de sus potencialidades para el saber, saber hacer y ser. Por su connotación mal entendida de ser el educando el receptor del conocimiento e información emitida por el educador (carácter directivo) se descarta.

  • Pupilo: muy utilizado en mentoría y coaching ejecutivo. Hace referencia al aprendiz, menor de edad, o alumno en desarrollo que requiere de un tutor. Por su carácter de persona incompleta, inmadura o inexperta, que ha de ser moldeada y tutorizada (carácter directivo) por otra con experiencia, desde un sistema propio de experiencias que trata de transferir a otros con autoridad moral o intelectual, se descarta.»

 

Ante la diversidad de opciones para designar a la persona que establece una relación de Coaching de Salud con un profesional de la salud, y el estigma que sus atributos pueden despertar, consideré apropiado designar a la persona por el término ‘usuaria’ de salud.

 

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María Hernádez Bascuñana (col. CV320)
Nutrición, Salud y Estilo de vida | www.bascuñana.net